Katherine Johnson sits at her desk with a globe or 'Celestial Training Device' credits: NASA

Katherine Johnson

Disfruta de lo que haces y harás tu mejor esfuerzo.

La invisibilidad sistemática contra mujeres negras ha provocado que a Johnson nos cueste ubicarla hasta la película Figuras ocultas (2017) pero su labor supuso un antes y un después en la historia de la NASA y de las mujeres afroamericanas. 

El 24 de febrero de este año nos despedíamos de una de las heroínas más brillantes para varios hitos en la historia de la humanidad como la misión del Apolo 11, la cual llevó a Neil Armstrong como comandante, Edwin Aldrin y a Michael Collins a la Luna en 1969. 

El Presidente de los Estados Unidos Barack Obama presenta la Medalla Presidencial de la Libertad a la matemática de la NASA Katherine G. Johnson durante un evento en la Sala Este de la Casa Blanca en Washington, el 24 de Noviembre de 2015. REUTERS/Carlos Barria

Katherine nació en 1918 en el estado de Virgina Occidental (Estados Unidos) en el seno de una familia afroamericana en plena época de segregación a causa de las Leyes Jim Crow. Con una mente extraordinaria, Johnson se graduó muy joven de su etapa en la educación secundaria (15 años) pero, ¡es que a los 18 se graduó de francés y matemáticas! 

A pesar de su extraordinaria capacidad, el ser negra y mujer la limitaba en el ámbito académico. Gracias a la sentencia Missouri ex rel. Gales v. Canada (1938), que sostenía que los estados que proporcionaban una escuela a los estudiantes blancos también tenían que proporcionar educación en el estado a los negros, Katherine fue una de las seleccionadas para hacer estudio de posgrado (únicamente tres afroamericanos y ella como única mujer). Tras todo el esfuerzo, Katherine como mujer debía sostener —según la mentalidad patriarcal de entonces— la familia y dedicarse de lleno a ello dejando de lado cuestiones “menos importantes”. Al quedarse embarazada, Katherine Johnson abandonó sus estudios de posgrado. 

Su incansable espíritu no la hizo rendirse y siguió desarrollando su actividad profesional como matemática de investigación. No sería hasta 1953, que nuestra protagonista entraría en la NASA. Su impacto como investigadora no sólo está alabado por más de diez premios del mundo universitario y de la NASA, sino que, además, sus artículos académicos suponen una referencia bibliografía indispensable para todas aquellas personas que quieren seguir sus pasos. 

Hay que contextualizar que Katherine Johnson trabajó para la NASA en momentos de muchísima actividad espacial, y es que Estados Unidos, en su incansable guerra porque la URSS (el otro bando en esa Guerra Fría que decidieron emprender tras la II Guerra Mundial) estaba constantemente buscando la perfección de sus avances en la materia y corriendo en esa carrera espacial para que ningún estado del otro bloque les superase. 

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