Alicia y Robert

Disidentes sexuales en Jamaica

En mi país, si eres gay o/y trans, te pueden caer hasta 10 años de cárcel y, además, se permite el linchamiento popular, lo llaman ‘jungle justice’  (justicia de la selva).

Alicia y Robert son pareja. Tuvieron que abandonar Jamaica tras ser víctimas de amenazas y agresiones por el hecho de ser disidentes sexuales. Llegaron al Estado español en Marzo de 2018 y, después de algún tiempo, resolvieron positivamente su petición de asilo. Con todo, y a pesar de que su situación administrativa no sea un problema, su vida aquí está siendo muy difícil. La barrera idiomática y la falta de trabajo derivada de la crisis sanitaria, que se está cebando todavía más con quien más abajo está en la escala social, les ha llevado a pedir ayuda a través de la cuenta de paypal que figura en el Instagram de Alicia y de una campaña en GoFundme.

Su objetivo es poder ganarse la vida dando clases de inglés y, en el caso de Robert, querría poner en marcha un restaurante de comida jamaicana. Entre tanto, necesitan apoyo y un empleo, ¿colaboramos?

Vinisteis a España a raíz de vivir experiencias muy violentas en vuestro país, ¿queréis contarnos qué os pasó?

(Alicia) Vivía en Jamaica y fui atacada por dos hombres, usaron una azada para golpearme y me fracturaron el cráneo en dos partes. Literalmente, me abrieron la cabeza. Tengo fotos, pero prefiero no compartirlas. A raíz de esa agresión, me puse en contacto con una organización que se llama Rainbow Railroad y que ayuda a personas del colectivo LGBTIQ por todo el mundo para pedir asilo cuando sus vidas corren peligro. Gracias a su ayuda, en menos de un mes, pagaron mi pasaporte y nuestros billetes de avión para poder venir a España como solicitantes de asilo. Así es como llegamos aquí.

(Robert) Yo fui atacado, bueno, en realidad, yo no, más bien, mis bienes. Quemaron mi casa y mi coche. Me amenazaron, me dijeron que me iban a matar.

En Jamaica tienes que ser muy macho, si te consideran afeminado tu vida puede ser muy difícil. Cuando llevaba a mi hija al colegio, la gente hablaba, me señalaban, decían “ese es el tipo gay”… Para mí fue muy traumático. Mi hermana vive ahora allí  y tuvo que cambiar a mi hija de escuela. Hablamos por teléfono cuando podemos, la verdad es que me encantaría tenerla aquí, con nosotres. 

Por cierto, es importante que se sepa que cuando yo llamé a la policía para decirles que habían incendiado mi casa y denuncié o cuando las mujeres trans acaban en el hospital y denuncian, todes regresamos a casa sin que hagan un parte de lesiones o cursen la denuncia ni en la comisaría ni en el centro de salud.

Alicia, ahora tienes 22 años y todavía eres muy joven, pero… ¿cómo fue tu infancia en Jamaica?

Mi vida fue muy dura porque mis padres no aceptaban que fuera gay. Desde muy joven ya era muy femenina (girly), solía ponerme los tacones de mi madre y esas cosas…Nuestra relación era bastante distante, de hecho. Me mandaban de una casa a otra, a veces estaba en la de mi madre,  otras en la de mi padre y había días que me enviaban a la de otros familiares. Hasta que a la edad de 15 años fui abandonada y tuve que irme a vivir con mi abuela, previo paso por una casa de acogida para chicos durante 4 o 6 meses. Allí no me trataban bien ni me aceptaban por el hecho de ser gay. Obviamente, en esa época tuve problemas mentales/emocionales/psicológicos.

En casa de mi abuela, las cosas tampoco fueron fáciles, de hecho, ni siquiera compartíamos edificio. Yo vivía en el cobertizo donde se guardan las herramientas. Es ahí adonde me mandó a dormir.

Por desgracia, no pagó mis estudios, así que tuve que abandonar el instituto antes de poder graduarme. En Jamaica, acabas la educación secundaria/instituto en el grado undécimo y yo solo estudié hasta el décimo.

Aquí estoy tratando de encontrar una vida mejor pero es muy difícil siendo una mujer trans. Sientes cómo la gente te percibe o te mira,  como si fueras un bicho raro. Si a ello le sumas que has solicitado asilo y que eres negra, directamente te toman por una ladrona  o algo así…Es muy duro.

¿Y qué hay de ti, Robert?

Ser gay en Jamaica supone que te roben la vida. Tienes que hacerte el macho , fingir que eres un “hombre verdadero” todo el rato. Si no lo haces, tu vida puede correr peligro. Yo, por ejemplo, tuve una hija y era mánager  de una compañía grande en Jamaica. Para la gente, yo era “normal” y mi vida, por tanto, también. Hasta que se enteraron de que soy disidente sexual. Me amenazaron con que iban a venir al local en el que trabajaba, me señalaban, hablaban de mí. Había dejado de esconder quién era, quién soy  y ya he narrado cuáles fueron las consecuencias.

En cuanto a mis parientes, la única persona de mi familia que vive ahí, aparte  de mi hija es mi hermana. El resto reside en EEUU. Cuando consigo algo de dinero, trato de enviar unos 30$, al menos. Por el momento, estoy tratando de conseguir trabajo, pero es muy difícil. De hecho, es complicado saber qué pasará con nosotres el próximo mes. A pesar de todo, soñamos con un futuro mejor.

En cuanto a la infancia o la juventud, en ciertas familias, si los hijos o las hijas son gais o lesbianas, les obligan a estar con alguien cuya genitalidad sea opuesta para que cambien. Obviamente, ser lesbiana o gay no es una enfermedad, de modo que no tienen que convencernos de nada ni cambiarnos.

En cualquier caso, esto se da en todos los ámbitos. Una vez te identificas como gay, bisexual, lesbiana, trans… vas a tener problemas. A mucha gente le echan de casa, tienen que vivir en la calle. En Kingston,la capital,  por ejemplo, hay un montón de personas del colectivo, sobre todo chicas trans, que viven debajo de puentes. Les llaman las “Gully Queens”. No tienen asistencia, ni ayudas,  no se las ve, es más,  si las ven, puedan ser atacadas sin consecuencias para el agresor.

¿En Jamaica existe una ley que ampare la homofobia?

(Alicia) En mi país sigue vigente la Ley de sodomía británica, la “buggery law”, que entró en vigor en Inglaterra en 1534 durante el reinado de Enrique VIII

y que prohíbe el sexo entre hombres (prácticas sexuales gais). Se está tratando de erradicar, pero ahí sigue. En Jamaica, si eres gay y/o trans, te pueden caer hasta 10 años de cárcel y, además, se permite el linchamiento popular, lo llaman ‘jungle justice’  (justicia de la selva).

Tengo el vídeo de cómo a uno de mis amigos lo asesinaron así hace unos días, le apuñalaron en el cuello y en el pecho, por ser travesti/crossdresser. Esto le ha pasado a muchas personas en Jamaica, que han sido asesinadas de este modo por ser LGTBI.

(Robert) Además de la ley, a mi modo de ver, la música también tiene parte de la culpa de lo que nos sucede.  Está muy claro, ya que hay letras que lanzan mensajes tales cosas como “mátales”, “matad a gais”…

No hay duda de que la comunidad LGTBIQ está en riesgo en Jamaica.

¿Hacíais algún tipo de activismo en Jamaica?

(Alicia) No [se ríe], en Jamaica no puedes hablar para denunciar este tipo de cosas. Con todo, sin pretenderlo, lo eres por el hecho de ser gay, lesbiana, bi, trans… Así que no hace falta hablar para ser activista. 

(Robert) Allí hay asociaciones que lo están intentando y luchan sin cesar contra la ley de sodomía. Con todo, luchar en ese contexto a título individual implica, como poco,  quedarte sin trabajo…

Os reconozco que para mí siempre es difícil hablar de estos temas porque luego se produce una identificación entre ser de un país de mayoría negra, o ser negre y ser homófobe…

Lo entiendo, por eso es importarte transmitir que, en Jamaica, hay muchas mujeres que echan una mano a disidentes sexuales, puesto que nos entienden y también personas del propio colectivo LGTBIQ+ que crean redes y se ayudan entre ellas. El problema es que no hay demasiadas personas que reconozcan su orientación sexual públicamente.

¿Y aquí qué? ¿Cómo están yendo las cosas desde que llegasteis?

(Alicia) Cuando llegamos aquí, estuvimos en el aeropuerto, en el centro de detención durante unos 4 días, lo que tarda la respuesta de si te van dejar quedarte para tramitar la solicitud de asilo. Finalmente, nos contestaron que ya nos podían dejar salir del centro de detención y estuvimos alojades unas 7 semanas en un hotel llamado Welcome, a la espera de que nos saliera una vivienda. Finalmente, nos salió un piso en Burgos y nos mudamos allí. Estuvimos residiendo en esa ciudad durante un año y ocho meses con ayuda de los servicios sociales, asistencia sanitaria y un apoyo económico para alimentos y necesidades básicas.

En la primera fase, compartimos  piso con otras 6 u 8 personas durante 6 meses. Pasado ese periodo, ya pudimos acceder a una vivienda solo para nosotres dos durante un año. Tras ese lapso de tiempo ya no pueden ayudarte más. Después de un año y ocho meses ya me llegó la respuesta afirmativa a mi solicitud de asilo.

¿Habéis podido trabajar en este tiempo?

(Alicia) Robert y yo trabajamos para Glovo como repartidores. Nos daba para cubrir los gastos de alquiler, la comida y para mandar dinero de manutención para la hija de Robert en Jamaica. Ahora bien, era duro, nos tocaba ir en bicicleta bajo la lluvia o nevando y recorrer largas distancias. Lo peor es que, a veces, los pedidos se cancelaban. Cobrábamos unos 600€ cada uno al mes. Trabajamos en eso durante un año hasta que se acabó nuestro contrato con la compañía. A partir de ahí, nuestra situación devino muy dura porque teníamos que pagar el alquiler que debíamos desde enero hasta julio de este año. Contactamos con una amiga en USA y nos habló de una organización que ayuda a pagar el alquiler, comida, etc. Contactamos con ella y nos ayudaron a saldar las deudas. Después de eso, decidimos venirnos a Madrid para ver si nos iba mejor, pero con todo el tema de la pandemia/coronavirus, ha sido peor.

(Robert) Es fundamental hablar del idioma. Cuando trabajamos como repartidores, nos tocaba interactuar poco, era solo decir “hola” y poco más. En nuestro país solo se habla inglés y patois, así que ir a algún lugar no angloparlante supone una dificultad.

Varias mujeres trans que vienen de mi país, de hecho, acaban haciendo trabajo sexual para poder pagar comida, facturas y demás puesto que no hay demasiadas oportunidades para ellas y una de las barreras es el conocimiento idiomático.

De cualquier forma, para todes es complicado. Yo tengo el certificado de profesor de inglés para impartir clases, no obstante,  debido a la pandemia resulta complicadísimo encontrar trabajo. Alicia y yo estamos mandando todo el día currículum vía internet  y, de momento, no nos han llamado de ningún sitio.

¿Y si no trabajáis podríais perder el derecho de asilo?

No, tenemos papeles por 5 años y después de eso, podemos aplicar para la nacionalidad española, pero tenemos que aprender el idioma antes.

 ¿Qué expectativas teníais al llegar a España?

(Alicia) No esperaba que fuera fácil, porque en todas partes las cosas son duras  pero pensaba que aquí tendría más oportunidades de encontrar un trabajo, creía que la gente sería más abierta  de mente, sentirme más libre pero…

¿Pero?

(Alicia) En mi opinión, en Madrid, hay un poco de transfobia, ahora bien, en Burgos, nuestro primer destino, más. Aquí, yo diría que es diferente, sobre todo me encuentro con gente que se pregunta si soy un chico o una chica, pero no le doy importancia.

También me he encontrado con personas que critican mi cuerpo y hacen comentarios despectivos, especialmente desde que empecé con las hormonas. A veces me siento deprimida y me pongo a llorar, por suerte, tengo a Robert, que me anima y me apoya, pero en lo que respecta al trabajo, nunca he vivido/experimentado transfobia, básicamente porque solo he trabajado en un sitio desde que estoy en España hasta  que empezó la pandemia.

En la actualidad, con el dinero de la ONG que he comentado anteriormente, he podido pagar unos 6 meses de alquiler, facturas de agua, de luz, pero el dinero se ha acabado y ya no podremos solicitar más ayudas a ellos hasta que no pase un año, o sea, hasta julio de 2021. Por este motivo estoy intentando recaudar dinero por mí misma con un gofundme que tengo Instagram. Entiendo que es difícil porque la gente no me conoce y estamos pasando por una época dura para todxs.

¿Tenéis relación con la comunidad negra de aquí?

Me acabo de mudar a Madrid, hace relativamente poco y no he hablado con muchas personas negras. También he encontrado una comunidad que hace voguing, pero soy una persona a la que le gusta estar sola, en mi espacio…

¿Y cómo os encontráis de ánimo ahora?

(Robert) Yo, a pesar de las dificultades estoy feliz porque  puedo ser yo mismo sin miedo a que me ataquen. Es un sitio más liberal, aunque haya de todo, a la mayoría no le importa lo que que haga con mi  vida.

Con todo, echo de menos Jamaica. Están ahí mis amistades, familiares de Alicia…  Es el lugar en el que nacimos, extraño la comida, el tiempo, la playa…

(Alicia) Yo no. Solo echo de menos a mi madre que, además, ahora tiene cáncer. Hablamos cuando ella necesita dinero.  Por cierto, ha visto mi transición y dice que le gusto mucho. 

(Robert) ¡Normal! Es que su madre y ella ahora parecen gemelas (risas).

¿Podríais regresar a vuestra tierra en algún momento?

No podemos volver, porque si regresamos perderíamos la protección que nos brinda el asilo.

Ya nos habéis contado qué hacéis, pero…  ¿qué os gustaría hacer aquí?

Alicia: Me gustaría ser profesora de inglés, con todo, soy consciente de que necesitaré el certificado para poder ejercer.

Robert: Yo creo que soy bueno como profesor, además tengo el certificado para trabajar como docente, pero también me gustaría tener un restaurante de comida jamaicana algún día, puesto que se me da bien cocinar. Cuando estábamos en Burgos hice un menú con comida jamaicana y a todo el mundo le encantó. Quizá necesitamos conocer a la persona correcta que pueda darnos un empujón financiero. Mientras , ser profesor de inglés está bien.

ESTA ENTREVISTA HA SIDO POSIBLE GRACIAS A LA AYUDA DE MASSIEL VALDEZ Y MAITE ALOGO, AMBAS HAN COLABORADO EN LA TRADUCCIÓN Y TRANSCRIPCIÓN DE LA MISMA.

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