Enmienda 13 - Netflix

Enmienda XIII

Hoy en #imperdiblesAFK, movidas por los tiempos que vivimos y los acontecimientos que han puesto sobre la mesa el racismo institucional y sistémico, en especial de los Estados Unidos, os recomendamos el documental de Netflix Enmienda XIII.

El contexto son las muertes de Ahmaud Arbery, tiroteado por un expolicía y su hijo desde un coche mientras corría por deporte, Breonna Taylor, tiroteada en su propia casa por una operación de búsqueda de drogas que resultó no tener nada que ver con ella, y por último George Floyd, detenido brutalmente por un policía por intentar colar un billete falso (que resulta que al final tampoco), y muerto por asfixia después de ocho minutos con el peso del policía sobre su cuello, al ruego de “no puedo respirar”.

Que aún hay gente que tiene la desfachatez de decir que tanto lío de “negros rabiosos” quemándolo todo es una exageración y un despropósito, y que algo harán para estar siempre metidos en líos con la policía, normal que de vez en cuando haya algún “incidente”.

Pues bien, Enmienda XIII es el documental indispensable para callar a esos listillos que solo ven la punta del iceberg, y que cuando dices que el problema no es que haya racismo, sino que la sociedad está construida directamente sobre él, se ríen en tu cara.

Sin más dilación, paso a la enmienda en sí:

Sección 1. Ni en los Estados Unidos ni en ningún lugar sujeto a su jurisdicción habrá esclavitud ni trabajo forzado, excepto como castigo de un delito del que el responsable haya quedado debidamente convicto.
Sección 2. El Congreso estará facultado para hacer cumplir este artículo por medio de leyes apropiadas.

Todas creemos saber que la esclavitud quedó abolida en 1865 después de la guerra civil, pero este texto encierra una trampa que imagino que en el contexto en que nos encontramos se ve en seguida. ¿Cómo mantener la economía cuando esta estaba basada en el trabajo esclavo? ¿Qué hacer con todas las personas negras libres y desempleadas? Ahí fue donde empezó una criminalización hacia las personas negras que continúa hasta nuestros días. Desde tiras cómicas y representaciones teatrales (en las que los minstrels se pintaban de negro), hasta más tarde en el cine, grabando a fuego la imagen del negro ignorante, criminal, agresivo, violador…

Traspasado a la vida real, a una persona negra se la podía detener porque alguna señora blanca la había denunciado por mirarla lascivamente, por ejemplo. De esta forma, las cárceles se pusieron a tope y la esclavitud seguía vigente, esta vez al amparo de la Constitución.  

Con el cambio de siglo la cosa igual no era tan bestia, pero con la segregación, las escuelas blancas recibían menos dinero que las negras. Y para quien no lo vea claro, eso desemboca en una desigualdad que se carga en la mochila desde la infancia. Pero cuando acabaron con la segregación vinieron las drogas, el crack arrasó los barrios pobres y por lo tanto negros, mientras en Wall Street y Beverly Hills la cocaína corría bastante a sus anchas.

En fin, no quiero contar más porque hay que verlo. Acabo con este dato curioso:

Un 25% de la población carcelaria mundial está en los Estados Unidos de América. ¡Un 25%! En el país de la libertad.

Ahora tienes la boca muy abierta y las manos en la cabeza, pero verás que no es de extrañar cuando te diga que las cárceles en EEUU son negocios privados que cotizan en bolsa. Evidentemente deben estar llenas, y si es de personas negras, pues mejor, que aunque nos lo nieguen reiteradamente, el racismo se arrastra desde el nacimiento de la nación.

Así que la próxima vez que te encuentres con el argumento aplastante de “es que los negros son menos pero delinquen más”, ya sabes la respuesta: Enmienda XIII.

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