¿Estás pensando en hacerte abolicionista?

Mariame Kaba

Publicado originalmente en LEVEL, octubre del 2020

Hoy día y más que nunca, más personas se encuentran discutiendo y contemplando la abolición de las prisiones. Las décadas de organización colectiva nos han traído hasta este momento: algunos apenas se han dado cuenta que las prisiones, la vigilancia policial y el sistema de Castigo Penal en general son racistas, opresivos e ineficaces. 

No obstante, algunos se preguntarán, «¿Es acaso la abolición muy drástica? ¿En realidad podemos deshacernos de las cárceles y de la vigilancia de una buena vez?».  La respuesta breve es: Podemos. Debemos, Lo haremos.

La abolición del Complejo Industrial Carcelario (CIC) es una visión política, un análisis estructural de opresión, y una estrategia práctica de organización. Aunque alguna gente podría pensar en la abolición como primariamente un proyecto negativo —«Mañana, vamos a destruirlo todo y ojalá que lo mejor acontezca»— la abolición del CIC es una visión de una sociedad reestructurada en un mundo donde tenemos todo lo que necesitamos: comida, vivienda, educación, salud, arte, belleza, agua limpia y más cosas que son fundamentales para nuestra seguridad personal y comunitaria.

Toda visión es también un mapa. Como nos enseñó el luchador por la libertad Kwame Ture: «Cuando ves que las personas se llaman a sí mismas revolucionarias, pero solo hablan sobre destruir, destruir, destruir y nunca hablan sobre construir o crear, no son revolucionarias. No entienden el punto primordial de la revolución, que es la creación», La abolición del CIC es un proyecto positivo que se enfoca, en parte, en construir una sociedad donde es posible abordar el daño sin depender de formas estructurales de opresión o los sistemas violentos que lo aumentan.

Muchas personas se han preguntado, «¿Acaso esto significa que nunca debo llamar a la policía si mi vida se encuentra bajo serio peligro?» La abolición no se centra en esta pregunta. En su lugar, la abolición nos desafía a preguntarnos, «¿Por qué no tenemos otras opciones con buenos recursos?» y nos empuja a considerar de forma creativa cómo podemos crecer, construir e intentar otras vías para reducir el daño. Los repetidos intentos de mejorar la única opción ofrecida por el estado, a pesar de cuán corrupto y dañino han demostrado ser consistentemente, no van a reducir ni abordar el daño que realmente requirió la llamada. Necesitamos más y mejores opciones efectivas que lleguen hasta el mayor número de personas como sea posible.

Fanzine abolicionista
Fanzine abolicionista

La travesía abolicionista despierta otras preguntas, capaces de abrir caminos significativos y transformadores: ¿Qué función tienen realmente las prisiones y la vigilancia? La mayoría de las personas asume que el encarcelamiento ayuda a reducir la violencia y el crimen, pensando; «El sistema de castigo penal puede ser racista, sexista, clasista, discriminatorio contra las personas con discapacidades, e injusto, pero al menos me mantiene a salvo de la violencia y el crimen».

Los hechos y la historia cuentan una versión diferente: el aumento de las tasas de encarcelamiento tiene un impacto mínimo en las tasas de delincuencia. La investigación y el sentido común sugieren que la precariedad económica se correlaciona con las tasas de delincuencia más altas. Además, el crimen y el daño no son sinónimos. No todo lo que se criminaliza es dañino, y no todo daño causado es necesariamente criminalizado, Por ejemplo, el robo de salarios por parte de los empleadores generalmente no está penalizado, pero definitivamente es dañino.

Incluso, si el sistema de castigo penal estuviera libre de racismo, clasismo, sexismo y otros ismos, no sería capaz de abordar el daño de forma efectiva. Por ejemplo, si queremos reducir (o poner fin) a la violencia sexual y de género, el encarcelamiento de unos pocos perpetradores hace poco para detener a otros tantos. No hace nada para transformar la cultura que hace que este daño sea imaginable, para que la perdona perpetradora rinda cuentas, para apoyar su transformación o para satisfacer las necesidades de quienes sobreviven.

Un movimiento de justicia transformadora liderado por supervivientes Negros, de pueblos originarios y racializados ha surgido en las últimas dos décadas para brindar una visión distinta para poner fin a la violencia y transformar nuestras comunidades.

Un mundo sin daños no es posible y no es lo que pretende lograr una visión abolicionista. Más bien, la política y la práctica abolicionista sostiene que deshacerse de las personas encerrándolas en cárceles y prisiones no hace nada significativo que prevenga, reduzca o transforme el daño en general. Sola en raras ocasiones, si alguna vez, alienta a la gente a rendir cuentas por sus acciones. En cambio, nuestro conflictivo sistema de tribunales desalienta a la gente a reconocer, y más aún, a nunca tomar responsabilidad por el daño que ha causado. A su vez, nos permite esquivar nuestros propios deberes de responsabilizarnos y de rendirnos cuentas los unos a otros, y así, se delega a un tercero, uno que ha sido construido para ocultar los fracasos sociales y políticos. Una imaginación abolicionista nos lleva por un camino distinto en vez de simplemente tratar de reemplazar el CIC con estructuras similares. Nadie posee todas las respuestas, sino ya habríamos acabado con la opresión. Pero si continuamos construyendo el mundo que deseamos, intentando cosas nuevas y aprendiendo de nuestros errores, surgirán nuevas posibilidades.

Aquí te mostramos cómo comenzar.

Primero, cuando nos proponemos intentar transformar la sociedad, debemos recordar que nosotres también necesitamos transformarnos. Nuestra imaginación sobre lo que podría ser un mundo distinto, es limitada. Estamos profundamente envueltos en los mismos sistemas que estamos organizando para cambiar. La supremacía blanca, la misoginia, la discriminación contra personas discapacitadas, el clasismo, la homofobia y la transfobia existen por doquier. Hemos internalizado estas lógicas de opresión de forma tan profunda que, si la opresión terminara mañana, probablemente reproduciriamos las estructuras preexistentes, El relacionarnos intencionalmente los unos con otros y ser parte de un colectivo nos ayuda no tan solo a imaginar nuevos mundos, sino también a imaginaros a nosotres de manera distinta. Únase a algunas de las tantas organizaciones, grupos religiosos y colectivos que están trabajando para aprender y desaprender, por ejemplo, cómo se siente estar realmente protegido o únase a aquellos que están nombrando y desafiando la supremacía blanca y el capitalismo racial.

En segundo lugar, debemos imaginar y experimentar con nuevas estructuras colectivas que nos permitan tomar más acciones basadas en principios, tales como aceptar la responsabilidad colectiva para resolver los conflictos. Podemos aprender lecciones de movimientos revolucionarios, como el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra de Brasil [Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra], que han señalado que cuando creamos estructuras sociales que son menos jerárquicas y más transparentes, reducimos la violencia y los daños.

En tercer lugar, debemos involucrarnos simultáneamente en estrategias que reduzcan el contacto entre las personas y el sistema jurídico penal. Los abolicionistas participan regularmente en la organización de campañas y esfuerzos de apoyo mutuo que nos acercan a nuestras metas. Debemos recordar que el objetivo no es crear un sistema penitenciario y de vigilancia más agradable porque, como he señalado, un sistema penitenciario y de vigilancia de esta índole no puede abordar de forma adecuada el daño. Por el contrario, queremos despojarnos de estos sistemas a medida que creamos el mundo en el que queremos vivir.

En cuarto lugar, como señala la académica y activista Ruth Wilson Gilmore, la construcción de un mundo distinto requiere que no solo transformemos la forma en que abordamos el daño, sino que también que lo cambiemos todo. El Complejo Industrial Carcelario está vinculado a todos los demás sistemas mediante su lógica y operación: desde cómo se expulsa al estudiantado de las escuelas cuando no se desempeñan como se espera hasta cómo las personas con discapacidades son excluidas de nuestras comunidades y las formas en que los trabajadores son tratados como desechables en nuestro sistema capitalista.

Cambiarlo todo puede sonar desalentador, pero también significa que hay muchos puntos de partida, infinitas oportunidades para colaborar y un sinfín de intervenciones imaginativas y experimentos para crear. No comencemos nuestra travesía abolicionista con la pregunta, «¿Qué tenemos ahora y cómo podemos mejorarlo?» En su lugar, preguntémonos, «¿Qué imaginar para nosotres y para el mundo?» Si hacemos esto, nos esperan un sinfín de posibilidades de un mundo más justo.

 

Este artículo forma parte de “Abolición para el pueblo”, una serie fruto de la colaboración entre Kaepernick Publishing y LEVEL, una publicación de Medium para y sobre la vida de los hombres Negros y marrones. La serie, que consta de 30 ensayos y conversaciones a lo largo de cuatro semanas, apunta a la conclusión crucial de que la vigilancia policial y las prisiones no son soluciones para las cuestiones y las personas que el Estado considera problemas sociales y reclama un futuro que anteponga la justicia y las necesidades de la comunidad.

Esta traducción al español forma parte del libro “Lo que haremos hasta que nos liberemos” publicado en 2021 por Haymarket Books y ha sido adaptada en 2024 en castellano por La Casita Ediciones.

Art by Monica Trinidad

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