Trabajo sexual es trabajo

Intervencion de Basha Changue en el Parlament de Catalunya el 7 Julio 2022

Hablar de trabajo sexual en términos de trabajo implica, antes que nada, reconocer que es siempre un intercambio voluntario de servicios sexuales por dinero.
Implica diferenciar entre prostitución y trata, y esto es importante, especialmente desde una práctica feminista y anticapitalista. Porque si bien es cierto que en el trabajo sexual hay prácticas que reproducen el capitalismo, esta reproducción no habita en el trabajo sexual en si, sino en el mecanismo de explotación intrínseco del capitalismo.

Si bien es cierto que en el trabajo sexual hay prácticas que reproducen el capitalismo, esta reproducción no habita en el trabajo sexual en si, sino en el mecanismo de explotación intrínseco del capitalismo.

La postura abolicionista a menudo defiende que “no se compra el servicio, sinó el cuerpo”.
Y esta afirmación, además de ser peligrosa por contribuir al estigma PUTA, del que hablaré más adelante, es una afirmación sesgada hecha desde un lugar muy concreto: la supremacía.
Sesgada porque obvia que la práctica capitalista de explotación del cuerpo disfrazada de prestación de servicios, se reproduce también en otros ámbitos del trabajo: el trabajo agrario o el trabajo doméstico sin ir más lejos.

Sin embargo, este tipo de explotación sí está aceptada, ya no por el feminismo, sino por la sociedad en general:

-Cuando las temporeras son explotadas, no reclaman la abolición del trabajo agrario, si no la garantía de derechos laborales.
-Cuando las trabajadoras del hogar son explotadas, no reclaman la abolición del trabajo doméstico, si no la convalidación del convenio 189 de la OIT.
-Cuando las trabajadoras de los cuidados son explotadas, no reclaman la abolición del trabajo de cuidados, si no la garantía de derechos laborales, incluso la municipalización del servicio de atención domiciliaria SAD.

Contra lo que hay que luchar es contra la explotación. Y para abolir la explotación, hay que abolir el capitalismo y, con él, la necesidad de dinero para vivir. Mientras tanto lo que hace falta es garantizar los derechos de las trabajadoras, de todas.

Para abolir la explotación, hay que abolir el capitalismo y, con él, la necesidad de dinero para vivir.
Mientras tanto lo que hace falta es garantizar los derechos de las trabajadoras, de todas.

Entonces porque sí reclamáis abolir el trabajo sexual?
Qué hace diferente el trabajo sexual del resto de intercambios por dinero? 

No será la hipocresía?
No será el sustrato judeocristiano del feminismo hegemónico y blanco, que defiende una pureza y sacralidad del cuerpo femenino?
No será la blanquitud de vuestro feminismo lo que necesita la seguridad ontológica del otro para mantener la superioridad?

Definir el sujeto de derecho feminista como mujer respetable comporta el subtexto de cis, hetero, blanca, en situación administrativa regular, con formación y cierto nivel adquisitivo.
Y excluye el resto de sujetos explotados por el patriarcado para esconder la incapacidad de articulación de una lucha transversal donde, como decía la maestra Lorde, podamos “habitar la diferencia” y construir la lucha desde esta pluralidad de posiciones y afectaciones del capitalismo heteropatriarcal y supremacista que nos afecta a todas de formas muy diferentes, pero desde el mismo origen.

Porque es del todo incongruente que un movimiento que lucha para conseguir justicia social, excluya del acceso a derechos básicos de vida digna a un colectivo concreto.
O es que no luchan por la justicia social?

Un feminismo que excluye y condiciona el acceso a los derechos, no es feminismo: es supremacía.

Porque el trabajo sexual es lucha feminista:
Las trabajadoras sexuales autoorganizadas, sindicadas, lo que reclaman es:

-Derecho al trabajo
-Protección contra la violencia
-Libertad sexual

No son estos reclamos feministas? O es que la libertad sexual es solo para unas pocas? 

Porque os asusta el reconocimiento del trabajo sexual?
Las trabajadoras sexuales son ejemplo de lucha y empoderamiento.
Ante todo son cuidadoras: sujetos políticos capaces de construir formas de atención dentro de y fuera de su ámbito de trabajo.

bell hooks nos decía que hay que repensar la naturaleza del trabajo. Que el trabajo en condiciones de explotación, sólo valorado por el intercambio económico, es un tema pendiente a desarrollar en la teoría feminista que continúa ninguneando la importancia de valorar los cuidados y el impacto en el bienestar de toda la sociedad a presente y futuro. 

Hace unas semanas, la diputada Gemma Lienas del PSC hacía unas declaraciones donde reivindicaba con orgullo que su feminismo abolicionista era heredero del movimiento abolicionista de la esclavitud…

Y tanto que lo es! Un movimiento que se basaba en la caridad y al apuntalar la jerarquía donde ellas eran las salvadoras y los negros a los que salvar, y todo aliñado con la piedad de Dios…

Salvar negros, salvar putas, un entretenimiento como podía ser bordar o tomar el té cuando estaban ya aburridas de mirarse el ombligo y decidieron que emanciparse a través del trabajo era lo que habia que hacer. Ignorando con ello que las mujeres obreras, pobres y no blancas esclavizadas, ya trabajaban y su trabajo no las liberaba en absoluto del yugo patriarcal, colonial y supremacista que las Damas abolicionistas apuntalaban sin cuestionar. Porque el abolicionismo no defiende los derechos de las trabajadoras sexuales, las mantiene como sujeto pasivo que recibe caridad.

El abolicionismo no defiende los derechos de las trabajadoras sexuales, las mantiene como sujeto pasivo que recibe caridad.

Y los derechos de las trabajadoras sexuales se tienen que reconocer por justicia social y a poder ser, con laicismo. 

«Fuera los rosarios de nuestros ovarios” también aplica para las abolicionistas punitivistas… que se olvidan del “mí cuerpo mí decisión” cuando reconocer el trabajo sexual podría hacer que el estigma puta al que tanto contribuyen les salpique. 

Marcan la pauta de respetabilidad que da acceso a derechos sólo para que no altere su vida pretendidamente modélica que únicamente apuntala el capitalismo y, por lo tanto, la explotación. Porque de esto se trata el abolicionismo: de avanzar unas pocas a expensas de la mayoría.

Ahora bien, no nos engañemos tampoco pensando que no hay quién quiere lucrarse con el trabajo sexual.
Evidentemente existen proxenetas, explotadores y abusadores que están detrás de la regulación del trabajo sexual para defender su bolsillo y no los derechos de las trabajadoras, como en otros muchos sectores feminizados y socializados.

Y es esto lo que hay que combatir porque es de aquí de donde nace la trata.
Dediquemos esfuerzos a legislar sobre la explotación y dejemos de perseguir a las trabajadoras.

Dediquemos esfuerzos a legislar sobre la explotación y dejemos de perseguir a las trabajadoras.

Porque las trabajadoras sexuales -agentes sociales de los márgenes- son ejemplo de autoorganización vecinal, ejemplo de autogestión ante el capital, ejemplos de libertad sexual ante el patriarcado. Y reclaman respeto, derechos laborales y protección ante la violencia.

Violencia a la que contribuyen los discursos abolicionistas y los intereses liberales. 
Violencia misógina, patriarcal y racista que crea el estigma puta.

Y el estigma puta provoca que las trabajadoras sexuales sufran violencia institucional, violencia jurídica y violencia social.
Materializada en desahucios, retiradas de custodia, agresiones físicas y verbales, expulsión del espacio público, indefensión ante los cuerpos de seguridad y los tribunales, persecución y acoso por los servicios sociales….

Y yo no veo que su feminismo clame por la garantía de derechos de vida digna de estas trabajadoras, que clamen para derogar la ley de extranjería, que clamen para parar los desahucios, que clamen contra la DGAIA…. ni si quiera lo mencionan!

Los problemas de las mujeres, de todas las mujeres, tienen que estar en las agendas feministas. No solo las cuestiones de género y sexo, sino todos los problemas que afectan a TODAS las personas explotadas por el patriarcado -especialmente las de los márgenes- tienen que ser prioridad del feminismo en cuanto que movimiento pretendidamente transformador.

No es el Trabajo Sexual el que cosifica y explota a las mujeres y cuerpos feminizados y racializados, es el capitalismo heteropatriarcal, supremacista y misógino. Que ha encontrado en el discurso abolicionista hipócrita del feminismo blanco su expresión perfecta para dinamitar el movimiento feminista. Para que, a través de las políticas de respetabilidad, sean las mismas feministas quienes frenen el progreso anticapitalista, antipatriarcal, anticolonial y antirracista del que las trabajadoras sexuales son ejemplo.

El abolicionismo nos retrasa. La caridad nos retrasa. El feminismo blanco nos retrasa.
Dejen puritanismos, egoísmos e hipocresía a un lado.
Dejen de hacer el juego al capitalismo y al patriarcado.
Dejen de perseguir a las prostitutas.
Defiendan los derechos de las trabajadoras.

Luchemos contra la explotación, la sexual y cualquier otra, porque el trabajo sexual también es ,sin duda, trabajo.

Para ampliar info sobre el trabajo de incidencia política de las Trabajadoras Sexuales, puedes leer todo el contenido recogido en las Revistas «Desde el Margen» editadas por t.i.c.t.a.c. (Taller de Intervenciones Críticas Transfeministas Antiracistas y Combativas), espacio hermanx de AfrofemKoop.

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